jueves, 16 de abril de 2009

Chaplin: cómico, cineasta y genio

El artista inglés es el astro del cine mudo más popular del planeta y un símbolo indiscutible de Hollywood cumple 120 años de su nacimiento

Mencionar el nombre de Charles Chaplin invariablemente trae una imagen a la mente, la de un “hombrecillo que camina con los pies hacia fuera” que “es, en cierto modo, el héroe de nuestro tiempo”. Así definió el escritor surrealista Phillipe Soupault a Charlot, el personaje mudo embutido en un traje viejo y calado con un sombrero de bombín, que se convirtió en ícono y leyenda del cine.

De esta trascendencia ya era consciente Chaplin, quien sin falsa modestia sostenía: “Soy conocido en lugares del mundo donde la gente no ha oído hablar de Jesucristo”. Y es que el cómico se convirtió en el astro del cine mudo más popular del planeta.
Chaplin vivió el “sueño americano”. Hollywood lo hizo rico, famoso e infeliz. Con una ocurrencia incansable, un olfato único para situaciones cómicas y profunda sensibilidad humana, mostró en sus más de 90 filmes las pequeñas y grandes catástrofes de la vida diaria.

“Todas mis películas se basan en la idea de ponerme en dificultades para después poder esforzarme con seria desesperación para aparecer como un pequeño caballero normal”, reveló sobre su receta del éxito el hombre que este 16 de abril habría cumplido 120 años.

Charles Spencer Chaplin nació en 1889 en medio de la más absoluta pobreza en la capital inglesa. El ambiente familiar en el que se desarrolló su infancia jamás fue fácil. Su padre, actor y virtuoso del violonchelo, se volvió alcohólico y abandonó a su familia. Su madre, actriz de segunda y también alcohólica, se hizo cargo de Charles y de su hermano Sydney. Pero el estado de la madre continuó empeorando hasta que debió ingresar a un sanatorio psiquiátrico, por lo que Charles y Sidney tuvieron que vivir varios años en distintos orfanatos de Londres.

El sueño americano

En 1913 el actor llega a Estados Unidos enrolado en una compañía de variedades, cuyo espectáculo fue visto por el que llegaría a ser conocido como “el rey de la comedia”, Mack Sennett, que vio de inmediato el talento de Chaplin y lo contrató para trabajar en Hollywood con su productora, Keystone, en la que rodó decenas de películas antes de comenzar a crear sus primeros filmes.

El primer año Chaplin rodó 35 cortometrajes por 175 dólares a la semana. Desde su llegada a Norteamérica, el genial cómico trabajó, hasta 1923, en 69 películas como actor, guionista, productor y director.

Su primera película, rodada en 1914, fue “Charlot Periodista” y en ella ya se apuntaba la caracterización del vagabundo cuya indumentaria quedaría definitivamente fijada en su segundo filme, “Carreteras Sofocantes”. Desde esta cinta llevaba ya el traje que lo haría famoso y que se convirtió en su sello: un enorme pantalón, zapatos que le quedan grandes, la chaqueta arrugada, el bombín y ante todo el bastón que lo acompañó en todos y cada uno de sus infortunios. “Estaba tan unido a mí que obtuvo su propia vida cómica”, comentó el artista en una ocasión.

A partir de la película número 20 él mismo se dirigió, y desde ese momento siguió una carrera sin precedentes. “Charlot Vagabundo”, de 1915, se convirtió en su primera obra maestra. Apenas dos años después ya era la principal figura de Hollywood y sus películas tenían enorme éxito.

En 1919 fundó junto con Mary Pickford, Douglas Fairbanks y D.W. Griffith, el estudio United Artists, en el que se produjeron sus películas más famosas. En 1925 realizó una de sus obras más celebradas “La Quimera del Oro”, y tres años después “El Circo”, consideradas ambas por la crítica como dos de las mejores películas de su extensa filmografía. De hecho, Chaplin recibiría por esta última su primer Oscar, un premio que no volvería a levantar hasta que en 1972 se le concedió una nueva estatuilla, en esta ocasión en reconocimiento a toda su carrera.

Del silencio al sonido

Incluso cuando el cine sonoro se impuso en Hollywood, Chaplin siguió cosechando éxitos comerciales y artísticos con cintas mudas como “Luces de la Ciudad” (1931) y “Tiempos Modernos” (1936), para las que compuso además la música.
La llegada del sonido acabó con la carrera de muchos actores y directores que no lograron adaptarse a la nueva tecnología, pero no fue el caso de Chaplin, quien supo integrar su personaje a la modernidad cinematográfica, si bien el que hablaba en la pantalla era Chaplin, no Charlot, que nunca habló delante de las cámaras.

La perfecta adaptación de Chaplin al sonoro quedó patente en 1940 cuando rodó “El Gran Dictador”, una sátira contra las dictaduras fascistas, personificadas en la figura de Adolfo Hitler, realizada en plena Guerra Mundial y cuya proyección no fue autorizada en un principio por los censores estadounidenses.

Vida turbulenta

El popular cineasta tuvo siempre graves problemas en su vida personal. Su pasión por las jovencitas lo enfrentó a la fiscalía de Estados Unidos, de la que escapó varias veces gracias a rápidos matrimonios. Con 28 y con 35 años se casó con una chica de 16 años, con 44 dio el sí en secreto a la actriz Paulette Goddard, 25 años menor que él. Por fin el matrimonio con Oona O’Neill, hija del Nobel de Literatura Eugene O’Neill, trajo orden en 1943 a su vida privada. Él tenía 54 años y ella 18 cuando formaron una pareja pese a la total oposición del padre de ella. La mayor de los ocho hijos de ambos es la actriz Geraldine Chaplin, de 64 años.

Los problemas políticos del artista en cambio no se habían acabado. Los “cazacomunistas” de la época de McCarthy lo persiguieron por los mensajes izquierdistas y pacifistas de sus películas. Cuando él y Oona viajaron en barco en 1952 para el estreno de “Candilejas” en Londres, les llegó la noticia a bordo de que Chaplin no podía regresar a los Estados Unidos.

Profundamente dolido, “ya tengo suficiente de Hollywood” dijo en esa ocasión, el artista pasó el resto de su vida en Suiza, en un castillo rural junto al lago Ginebra. Sólo en 1972 regresó brevemente a Estados Unidos para recibir un Oscar honorario.

Ya exiliado en Suiza, Chaplin decidió vengarse del injusto trato que consideraba haber recibido de la sociedad norteamericana ridiculizándola en “Un Rey en Nueva York”, de 1957. Su última obra llegó a las pantallas en 1967, “La Condesa de Hong Kong”, una película que dirigió a los 78 añosy que tuvo como protagonistas a Sofía Loren y Marlon Brando.
Diez años después, el día de Navidad de 1977, Chaplin fallecía a los 88 años en su casa de Corsier-sur-Vevey, en Suiza, rodeado de sus hijos, nietos y de su última esposa, Oona. Tras su muerte, su hija Geraldine declaró que su padre, al que nunca gustó la Navidad, murió ese día para que el mundo entero recordase cada año la fecha de su muerte.

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