viernes, 6 de noviembre de 2009

Nieve 'made in China'

Competir con Eolo, el guardián de los vientos en la mitología griega, o con Ilapa, dios de la lluvia para los Incas, ha ocupado desde siempre la mente humana. Ofrendas, rituales y hasta sacrificios han tratado de comprar el favor divino o, en la versión agnóstica, conjurar las misteriosas fuerzas de la naturaleza. Pero nadie ha batido en este campo a los científicos chinos que, a fuerza de disparar a las nubes con ioduro de plata o de regarlas con nitrógeno, logran a su antojo la magia de la lluvia. O su ausencia, unas veces para solucionar sequías y otras para obsequiarse con cielos de un azul raso.

La primera nevada del año cayó así sobre Pekín el pasado domingo, cubriendo de blanco los aleros de los hutong y azotando las cristaleras de sus brillantes rascacielos. Fue una nieve madrugadora, la más temprana en más de dos décadas. Y ésta vez, no tanto por el calentamiento global y su afán de poner patas arriba los fenómenos del tiempo, sino por puro capricho humano. Justificado, eso sí, según las autoridades chinas, pues buena parte del país –y no sólo el Norte, donde la escasez de agua es más habitual- sufre desde hace semanas una grave sequía que amenaza, por ejemplo, a la cosecha invernal del trigo.

Así que el responsable de la Oficina Municipal de Modificación del Tiempo –Pekín dedica al tema todo un departamento- dijo que habría que darlo todo para lograr la lluvia. "Puesto que Pekín sufre una sequía prolongada, no perderemos ninguna oportunidad de crear precipitaciones artificiales", señaló Zhang Qiang a los medios locales. La ocasión llegó el sábado, cuando las nubes se arrimaron a la capital y su equipo se lanzó a disparar, desde tierra y aire, una batería de 186 cartuchos del compuesto químico.

El ioduro de plata atrae las partículas de agua que forman las nubes y actúa como una especie de catalizador de la condensación, según dice la teoría. Pero científicos como Leonard Barrie, director adjunto del departamento de investigación en la Organización Mundial de Meteorología, sostienen que "son escasas las evidencias del éxito de la manipulación del tiempo a la hora de aumentar, reducir o prevenir la lluvia". Aunque muchos países han dejado de financiar la investigación de estas técnicas, China la ha amortizado con grandes dósis de propaganda sobre sus logros en el campo.

Así, el 8 de agosto de 2008, el cielo pekinés era bombardeado con 1.110 cartuchos de ioduro para asegurar una noche clara durante la inauguración de los Juegos Olímpicos, algo con lo que los rusos ya habían experimentado durante las Olimpiadas de Moscú, en 1980. De forma más reciente, China volvió a poner en marcha su artillería meteorológica para despejar las nubes y poder lucir en technicolor un desfile militar que conmemoró el 60 cumpleaños de su renacer comunista. Pero el recurso a lo artificial también se ha empleado para mitigar sequías como la actual o la del invierno pasado, que duró más de un centenar de días y sólo remitió cuando se fumigaron 400 litros de nitrógeno líquido.

El pasado fin de semana, los polvos mágicos de Pekín coincidieron con la llegada del invierno, que llegó de Siberia en forma de ola de frío. Los vientos empujaron abajo el mercurio una quincena de grados y, en cuestión de horas, lo que venía como lluvia se hizo sólido. Nevó durante 11 horas y la capital amaneció el domingo con una fina capa de nieve que había engordado ya varios centímetros para la media tarde. 25 milímetros, para ser exactos, en la Colina del Carbón, que domina las vistas de la Ciudad Prohibida. Según la agencia Xinhua, "la manipulación del tiempo provocó 16 millones de toneladas cúbicas adicionales de nieve". Ni más, ni menos.

También provocó interrupciones en el tráfico de la capital, atascos en las autopistas, problemas para los trenes y el retraso de docenas de vuelos. Pero permitió adelantar 15 días el suministro de calefacción a la ciudad, una medida celebrada por los pekineses. El sur del país, mientras tanto, donde sin una barrera natural de montañas también se sienten los vientos siberianos, sigue condenado a una vida sin calefacción central. Una supuesta ley de ahorro energético considera poco menos que tropical todo lo que queda al sur del río Yangtzé. A pesar de que la humedad en ciudades como Shanghai, que está justo en la ribera sur del río, provoca que el frío se adhiera a los huesos hasta la primavera.

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/11/04/ciencia/1257332323.html

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Proyecto H.A.R.P.

ZinInfoSystem dijo...

http://www.meteored.com/ram/913/el-proyecto-haarp-mquinas-para-modificar-y-controlar-el-tiempo-el-proyecto-haarp-mquinas-para-modificar-y-controlar-el-tiempo-atmosfrico/

Anónimo dijo...

pues eso en zinfo, la gente ha de saberlo!!!

Anónimo dijo...

sera la competencia del HAARP pq este es americano..