Dos españoles (Moyà y Ferrero) ya había conseguido ser número uno del mundo. ¿Qué lo hace tan especial esta vez? El rival. Si no hubiese existido Nadal, la primera década del siglo XXI hubiese sido recordada como la del reinado sin alternativa de la raqueta con más clase de la historia, Roger Federer.
Sólo el español ha tenido la perseverancia y el tenis suficientes para desbancarle de lo más alto. No en vano, el propio Nadal ha calificado siempre al suizo, incluso en la derrota, como "el mejor jugador de la historia".
Pero como Nadal ha existido, este tiempo será recordado como la era de Nadal y Federer, dos de los mejores tenistas de todos los tiempos. Para hacer sombra, igualar y superar al suizo, Nadal ha necesitado tres años de calendarios espartanos y mejora ininterrumpida. El jeroglífico sistema informático que elabora el ranking ATP ha sido el último en rendirse a la evidencia. En 2008, Nadal es el mejor tensita del mundo.
Por edad y capacidad de mejora, se vislumbra un reinado estable
Sin querer desprestigiar lo logrado por Moyà (1999) y Ferrero (2003), el nº 1 del manacorense es quizá el más caro de la historia, pues ha llegado tras cinco títulos de Grand Slam y 12 ATP Masters Series. Por ejemplo, el chileno Marcelo Ríos alcanzó lo más alto del ránking en 1998 y nunca ganó un Grand Slam.
Por su edad (22) y por su inagotable capacidad de mejora, este nº 1 no debe ser entendido como el resultado de una circunstancia coyuntural sino como un cambio de ciclo. Por eso, se vislumbra un reinado estable (al menos, esperemos, más que las 10 semanas que acumularon entre Moyà y Ferrero).
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