El pasado lunes 1 de Junio, nos despertamos con la misteriosa noticia de que el Airbus 330-200 que cubría la ruta Río de Janeiro – París con indicativo de vuelo AF -447, desaparecía en medio del océano atlántico (7º latitud norte 49º longitud oeste, según fuentes de la compañía Air Comet que avistaron el avión cerca de esa posición) con 216 pasajeros y 12 miembros de la tripulación, entre ellos dos españoles.
El avión de largo recorrido de Airbus, que entró en servicio en la compañía Air France en verano de 2005 y considerado un avión básicamente nuevo, está dotado con sistemas de seguridad de última generación además de no tener ningún accidente en su historial desde que entró en servicio en 1992, siendo así, el sustituto del ya conocido Boeing 767, debido a su gran eficiencia, seguridad y bajo consumo de combustible.
Hasta el momento buques de diferentes nacionalidades con la ayuda de aviones del ejército brasileño y americano siguen buscando el punto donde se cree que el avión pudo tener la pérdida de control y el posterior accidente debido a las pésimas condiciones climatológicas que se dan en esa zona durante esta época del año, bien conocida por los pilotos de línea aérea por la convergencia de vientos procedentes del Hemisferio norte y sur creando masas de aire inestables, tormentas y turbulencias, que hacen que el vuelo no sea tan agradable para los pasajeros.
Aún es pronto para afirmar la causa de este accidente, pero fuentes oficiales de la compañía Air France ya han descifrado los mensajes recibidos en la base enviados por los ordenadores del avión unas 3 horas posteriores a su de despegue desde Río de Janeiro. El primero fue recibido a las 04:00 GMT cuando se cree que el avión entró en una zona de turbulencias severas, haciendo que el piloto automático del avión se desconectara (esto ocurre debido a la imposibilidad de mantener la posición de vuelo recto y nivelado de avión). Tres minutos más tarde otro mensaje es recibido indicando problemas eléctricos e hidráulicos , que son los sistemas básicos para controlar las superficies primarias de vuelo, y poco después, una situación mucho más critica que es la despresurización del avión, que acarrea al piloto tener que descender inmediatamente hasta una altitud donde los pasajeros puedan volver a respirar normalmente , debido a que las máscaras de oxígeno que se descuelgan automáticamente en caso de despresurización sólo tienen autonomía de aproximadamente 15 minutos.
Desde mi punto de vista como piloto de línea aérea, parece ser que por motivos desconocidos aún, el avión entró en una zona de grandes turbulencias y nubes cumulunimbus que en caso normal podríamos visualizar en nuestro radar y tomar acción inmediata para sobrevolar o rodear esa tormenta, y juntamente con un fallo de los circuitos hidráulicos e eléctricos , poniendo en una posición anormal el avión y de esta manera se creó una sobrepresión en la estructura del fuselaje creando una grieta que produciría una descompresión inmediata pudiendo dañar aún más la estructura del avión y llevándolo a una pérdida total de su control.
No quisiera terminar, sin dar el pésame a todos los familiares y amigos de los 216 pasajeros y de los 12 tripulantes, y en especial al comandante de la aeronave Marc Dubois, que por primera vez después de 11.000 horas de vuelo no llegó a aterrizar en el aeropuerto de destino.
by Pinats
2 comentarios:
Interesante tu reflexión! Tiene sentido y es una hipótesis probable.
booo Pinats in the airrrrr !! avera quan fas una ruti amb el Kaoli..
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